sábado, marzo 22, 2008

Nuevos pasos...

Puedo graficar este intante de mi vida en una comparación...








Por un lado... es como que quisiera caminar por una playa... mojar mis pies con las olas en la orilla... ver haia el horizonte y solo distinguir la magnitud del mar... sentir la brisa y su humedad en mi cara... escuchar atento los sonidos envolventes del mar...















Y por otro... siento camino por calles atestadas de personas, las cuales son zombies sin rostro, vestidos de colores oscuros que no hablan y solo emiten un zumbido ensordecedor... de los cuales trato de escapar para no ser uno de ellos...

martes, marzo 18, 2008

Narciso...




En la mitología griega, Narciso (en griego Νάρκισσος) era un joven conocido por su gran belleza. Acerca de su mito perduran varias versiones, entre las que se cuenta la de Ovidio, que fue el primero en combinar las historias de Eco y Narciso, y relacionarlas con la anterior historia del vidente-ciego Tiresias.





Según esta última, tanto doncellas como muchachos se enamoraban de Narciso a causa de su hermosura, mas él rechazaba sus insinuaciones. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta le había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco contenta respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: «¡Ven!».


Después de responder: «Ven, ven», Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que solo quedó su voz. Para castigar a Narciso, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

viernes, marzo 14, 2008

Eros y Psique...


Según la leyenda, inmortalizada por Apuleyo en su Metamorfosis (El Asno de Oro), Psique era la menor de tres hermanas hijas de un rey de Anatolia y la más hermosa de ellas. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Eros (Cupido) para que le lanzara una flecha de oro oxidado, que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio.

Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psique en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad. Cada noche, en la oscuridad, se amaban. Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrán acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, al no poder explicárles como era su marido puesto que no le había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero acabó confesando la verdad, que realmente no sabía quién era. Así, las hermanas de Psique, la convencieron para que en mitad de la noche encienda una lámpara y observe a su amado, pues seguro que sólo sería un monstruo y por eso desear ocultar su verdadera apariencia. Psique les hace caso, Psique decidió una noche encender una lámpara. Una gota de aceite hirviendo (de la que Apuleyo hace un tópico medieval:
stilla olei ardentis) cayó sobre la cara de Eros dormido, que despertó y abandona decepcionado a su amante.

Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le devuelva el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino. Como cuarto trabajo, Afrodita exige a Psique que vaya a buscar un cofre al
Hades. Cuando consigue llegar allí, Perséfone, diosa de la ultratumba, le dice que lo que hay en el cofre es sólo para Afrodita. Psique, tentada por el poder que podría darle lo que había en ese cofre, olvida que la curiosidad ya había arruinado una vez su vida, y lo abre, pero en vez de encontrar poder, encuentra sueño eterno. Psique cae en la hierba dormida para toda la eternidad, pero Eros, apiadado, la rescata y soluciona las cosas. Tiempo después, Afrodita y Psique hacen las paces, y permanecen junto con Eros en el Olimpo.

Esta historia la conoci gracias a mi compa Fabián....
jajajajaja... gracias por el dato!!
=)